No es un secreto que la cuarentena y en general todos los problemas derivados del COVID-19 nos están afectando psicológicamente.
A causa de esto, se ha favorecido el incremento del estrés, lo cual conlleva a una serie de malestares intrapersonales que pueden llevar a la población a la depresión. De acuerdo a un estudio realizado en Canadá, para aquellas mujeres embarazadas o que recién se han convertido en madres, existe un mayor riesgo de sufrir depresión a causa de la pandemia.
Impacto del COVID-19 y las medidas implementadas para mitigar sus efectos
El virus del COVID-19 fue reconocido por primera vez a finales del 2019, y desde entonces se propagó de forma rápida en todo el mundo. Al ver que el virus se extendía tan precipitadamente, los gobiernos se vieron en la obligación de implementar ciertas medidas con el fin de frenar el aumento de contagios.
En la mayoría de los países se les dio la orden a sus ciudadanos de quedarse en casa, mientras que las instituciones educativas, comercios y demás establecimientos tuvieron que cerrar. La campaña en medios de comunicación y redes sociales fue ‘quédate en casa’, no obstante, aunque el aislamiento social podía contener la propagación del virus, tenía un gran impacto en la salud mental de las personas, en especial aquella población de alto riesgo, como lo pueden ser las mujeres en periodo perinatal.
La depresión en futuras y recientes madres se triplica a causa de la pandemia
La Universidad de Alberta en Canadá realizó un estudio mediante el cual demostró que el porcentaje de mujeres que sufrían síntomas de depresión materna subió a 40,7% frente al 15% reportado antes de que comenzara el aislamiento social. Asimismo, se identificó que las mujeres que presentaron síntomas de ansiedad (de moderada a alta) ascendió de un 29% antes de la pandemia a un 72%.
Cabe señalar que el estudio se realizó por medio de una encuesta en línea en la que participaron 900 mujeres, de las cuales 520 se hallaban en estado de gestación, mientras que las 380 restantes habían dado a luz en el último año. En dicha encuesta, las participantes debían responder una serie de preguntas que revelarían a los investigadores si habían experimentado síntomas de depresión y ansiedad antes y durante el confinamiento en casa a causa del brote de COVID-19.
Para realizar la investigación, se abrió un periodo de reclutamiento el día 14 de abril, siendo la fecha límite el 8 de mayo del presente año 2020. En la investigación también se tomó en cuenta el nivel de actividad física que realizaban las mujeres, tanto antes como durante la pandemia.
Respecto a este punto, un 64% de las participantes anunciaron una disminución en su actividad física con el comienzo de las medidas impuestas por la cuarentena. Por otro lado, el 15% de las participantes señaló que su actividad física aumentó, mientras que el 21% restante no manifestó cambios.
Cómo influye la disminución de la actividad física en la depresión
Numerosas investigaciones apuntan que la actividad física puede influir de un modo considerable para ayudar a disminuir los síntomas de la depresión. Visto desde un carácter biológico, la realización de actividad física da respuestas y genera cambios positivos en diferentes sistemas del organismo, como en el sistema cardiovascular, inmunológico, respiratorio, endocrino y en el sistema nervioso central.
La actividad física en general favorece la producción de una serie de sustancias llamadas endorfinas. Se dice que estos neuropéptidos opioides ayudan y estimulan al cerebro para generar placer, sin embargo, esta no es la única función de estos neurotransmisores. Las endorfinas también tienen una acción analgésica y participan en el sistema nervioso autónomo.
Durante el estudio realizado por la Universidad de Alberta, las participantes debían informar su actividad física. Aquellas que cumplieron con 150 minutos de actividad física de intensidad moderada cada semana (siendo esto lo recomendado durante el embarazo y en el postparto) obtuvieron calificaciones mucho más bajas para la ansiedad y la depresión que aquellas que no lo hicieron.
Consecuencias de la depresión en el periodo perinatal
Claramente, el COVID-19 y las medidas implementadas para controlar su propagación, por sí solas no generan depresión, sin embargo, todos los factores que afectan (laboral, económico, social…) sí que pueden contribuir a su desarrollo. Sin dudas, es inevitable que la población sienta gran incertidumbre por la situación que se vive en la actualidad y una gran preocupación por su salud.
Además, debido al confinamiento, muchos han perdido sus empleos, no han podido compartir con sus seres queridos y sus estilos de vida han cambiado de un modo drástico. Todo esto propicia el desarrollo de ansiedad, estrés y eleva el riesgo de depresión, especialmente en quienes tienen un mayor riesgo de desarrollarla, como en el caso de las mujeres en periodo perinatal.
La ansiedad y la depresión durante el embarazo pueden afectar tanto a la madre como al bebé. Si una madre en estado experimenta ansiedad o depresión, aumenta el riesgo de que su hijo nazca con bajo peso, aumentando a su vez el riesgo de mortalidad. Asimismo, la depresión perinatal y postparto pueden afectar el vínculo y la estrechez de lazos entre la madre y el hijo, dificultando la capacidad de la madre para atender las necesidades de su bebé.
Indudablemente, esta pandemia ha ocasionado grandes estragos a nivel mundial, afectando el sistema de salud, el sector laboral y económico, la educación, entre otros. Además de los daños colaterales ya mencionados, se encuentra la disminución de calidad de vida de las personas, incidiendo directamente en su salud física y mental.
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